
El ambiente político y social en esta zona del norte de España y sur de francia lucía de lo más optimista por la ausencia de fallecidos por terrorismo. Ciertos políticos se vanagloriaban de ésto y en la calle el sentimiento de normalidad cotidiana resumía el deseo de la gran mayoría de habitantes de estas tierras del fin de la violencia, pese a los continuos actos de kale borroka. ETA con sus atentados contra la Guardia Civil, contra el derecho a la vida, contra todos los que formamos la sociedad española y contra sí mismos, vuelve a truncar las esperanzas de los ciudadanos y entre ellos una apabullante mayoría de vascos que no se resignan a que éstas acciones vuelvan a formar parte del día a día.
Veremos si nuestros políticos y representantes sociales estarán a la altura de esta España maltratada por "los malos" y por quienes aprovechan convenientemente el clima que se genera ante el disgusto de sus ciudadanos, como ha podido verse en las calles y fachadas de ayuntamientos y sedes institucionales.
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